La historia del Movimiento “26 de Julio” en la ciudad de Holguín tiene tres etapas claramente definidas. La primera comprende desde su fundación, a finales de 1955 y desarrollo durante el año 1956, hasta su temporal desorganización, producto de la represión desatada por la dictadura de Fulgencio Batista a finales de año.
La segunda etapa inicia con la reorganización del movimiento clandestino en junio de 1957 y termina en diciembre de ese año, cuando la mayoría de los miembros de la dirección y otros valiosos militantes son detenidos y varios de ellos asesinados, mientras otros se trasladan a otros lugares luego de ajusticiar al jefe del regimiento de Holguín, Fermín Cowley Gallego.
La tercera y última etapa comprende el año 1958, donde las guerrillas que operaban en los llanos orientales tenían un peso determinante en el movimiento clandestino.
La presente investigación analiza del desarrollo del Movimiento “26 de Julio” en la ciudad de Holguín durante 1956.
Nos referimos, fundamentalmente, a la estructura y funcionamiento de la organización, el trabajo realizado por cada frente y otras actividades.
El 10 de marzo de 1952 Fulgencio Batista, por medio de un golpe de Estado, toma el poder. El 26 de Julio de 1953, Fidel Castro al frente de un grupo de jóvenes, ataca los cuarteles Moncada de Santiago de Cuba y Céspedes de Bayamo.
La acción, desde el punto de vista militar, fue un fracaso. Los jóvenes asaltantes no tomaron los cuarteles e inmediatamente se desató una ola de crímenes. Los revolucionarios detenidos eran asesinados. Solo un reducido grupo de combatientes lograría salvar la vida, de los cuales la mayoría fueron condenados a prisión en juicio efectuado en Santiago de Cuba.
Desde entonces en todo el país se movilizó el pueblo por la amnistía de los asaltantes al Moncada. Producto de la presión popular, la dictadura se vio obligada a decretar la amnistía, y el 15 de mayo de 1955 Fidel y sus compañeros salen del presidio. Ese día comenzaba la formación del Movimiento “26 de Julio”.
En el viaje de Isla de Pinos a Batabanó, en el barco que los transportaba, se efectúa lo que pudiéramos considerar como la primera reunión del Movimiento. Una excepcional participante en aquellos hechos fue la combatiente Haydee Santamaría, quien narró lo siguiente:
“A la salida de Fidel de la cárcel, recuerdo que todavía en el ferry, en el trayecto de Isla de Pinos a Batabanó - en ese viaje que duró casi toda la noche- Fidel le dijo a los compañeros que después de que estuvieran dos o tres horas con sus familiares nos íbamos a reunir para conversar.
“Ahí empezamos a intercambiar ideas y Fidel planteó que ya había que darle un nombre a la organización. Escucho lo que cada uno opinábamos y casi estoy segura de que fue él mismo quien propuso que se llamara movimiento 26 de julio”. (1)
Esta idea inicial se materializaría en una reunión realizada en Factoría 26, en la ciudad de La Habana, con la presencia de Fidel Castro Ruz, Antonio López Fernández, Pedro Miret Prieto, Armando Hart Dávalos, Haydee Santamaría Cuadrado, Melba Hernández Rodríguez del Rey, Jesús Montané Oropesa, Faustino Pérez Hernández, Pedro Aguilera González, José Suárez Blanco y Luis Bonito Milán.
En la reunión presidida por Fidel, se aprobó el nombre de la nueva organización que sería “Movimiento 26 de Julio” y se formó la dirección inicial de la organización clandestina. Esta quedó constituida por Fidel Castro Ruz, Ñico López, Armando Hart, Faustino Pérez, Pedro Miret, José Suarez y Luis Bonito (2), pero con el desarrollo de la lucha se producen cambios en la dirección nacional. (3)
Inmediatamente comenzó el trabajo de proselitismo y extensión de la organización clandestina por todo el país. En Santiago de Cuba se crea lo que sería la dirección provincial del Movimiento “26 de Julio” en Oriente, integrada por Lester Rodríguez, coordinador; Frank País, jefe de acción y sabotaje; Gloria Cuadras, jefa de propaganda; Braudilio Castellanos, al frente de los aspectos legales; Ramón Álvarez, sección obrera y María Antonia Figueroa al frente de finanzas.
Estos compañeros miembros de la dirección nacional y de la dirección provincial se encargarían de extender el Movimiento por el resto de la antigua provincia de Oriente.
Fundación del Movimiento “26 de julio” en Holguín
Un miembro de la dirección nacional realizó los primeros contactos en Holguín en 1955. Estos se harían con tres militantes de la Juventud Ortodoxa: Pedro Díaz Coello, Luis Peña Martínez, y Francisco Badía García, este último era miembro del comité ejecutivo municipal de esa organización. Los tres se incorporaron inmediatamente. Era la primera célula del Movimiento “26 de Julio” en la ciudad de Holguín.
Rápidamente comienza el trabajo proselitista y la estructuración del movimiento en el municipio. La dirección quedó integrada por Pedro Díaz Coello como jefe del movimiento, Luis Peña, encargado del frente obrero, Francisco Badía, jefe de propaganda; Antonio Díaz Fernández como tesorero. El frente de acción y sabotaje fue ocupado sucesivamente por Víctor Paneque y Manuel Borjas Borjas. Las orientaciones de Frank País jugaron un papel importante en la creación del frente de acción y sabotaje y en la organización del movimiento en general en Holguín.
La primera labor fue un intenso trabajo proselitista. Para encubrir su trabajo, emplearon a la Juventud Ortodoxa. Esto, al principio, no representó grandes problemas.
Francisco Badía, primero, y Pedro Díaz Coello, después, fueron secretario de actas de la organización juvenil de la ortodoxia, lo que los hacia miembros del Comité Ejecutivo, y además, numerosos miembros de esa organización se sumaron paulatinamente al Movimiento “26 de Julio”.
Una de las primeras captaciones que se realiza es la de Idelgrade Zapatero que tenía un pequeño negocio de venta de calzado en la plaza del Mercado. Luego Francisco Badía y Zapatero incorporan a Francisco Riverón, propietario de un puesto de venta de frutas, ubicado en ese mismo lugar. Pedro Díaz Coello incorpora a Pedro Noa, obrero de una fábrica de galletas. Los compañeros incorporados debían de captar nuevos militantes que fueran nutriendo las filas del Movimiento.
En un inicio la labor de proselitismo se realiza, fundamentalmente, en la ciudad de Holguín, luego se extendería a los barrios rurales donde se crearían células. La decisión de incorporar un nuevo militante dependía de la dirección en el municipio.
En la ciudad de Holguín formaron parte del movimiento Adrián Betancourt, Gaspar Carballido, Antonio Cimarro, Luis Coello Labrada, Fermín Chelala, Fernando de Dios, Emilio Diéguez, Luis Escalona Moles, Ernesto Font Mulet, José González del Río, Ofelio González, Sergio Góngora, Delio Gómez, Rafael Grimaldi, Antonio Masferrer Curbelo, Carlos Mir, Waldo Pérez Mulet, Arturo Pérez Cuenca, Raúl Sánchez Concepción, René Elías Borje (Baracoa), Arsenio Escalona, Hernán Pérez Concepción, Manuel Angulo Farran, Enrique Subirat, Edison Hidalgo y otros.
También se crearon células en varios barrios del municipio como en Las Cruces de Purnio, dirigida por Gilberto Mulet Pollato y Eddy Suñol Ricardo, la de San Andrés dirigida por William Aguilera Ochoa y Juan de la Cruz, la de Cacocum por Gilberto González Rojas, la de Mir por Antonio Mora, Rafael Mora y Hernán Pérez Concepción. En otros barrios del municipio había compañeros miembros también del movimiento “26 de Julio”.
Eran sumamente estrictos para la incorporación de nuevos miembros, y no se permitía la entrada de politiqueros y elementos oportunistas. Por ejemplo, en una ocasión un abogado y político quiso incorporarse al movimiento con el pretexto de que tenía armas, en una verdadera actitud chantajista, pidió su integración a la dirección del mismo. La dirección del Movimiento negó su incorporación, aunque en aquellos momentos la organización contaba tan solo con dos o tres pistolas y media docena de balas. Posteriormente, los miembros se encargaron de ocuparle el fusil que utilizaba como medio para sus chantajes.
Pedro Díaz Coello, su máximo dirigente, era un modesto empleado de una compañía de venta de refrescos y agua mineral. Luis Peña era contador, propietario de una pequeña tienda. Francisco Badía era contador, Manuel Borjas Borjas era obrero de una fábrica de galletas y Antonio Díaz Fernández, abogado.
Con la excepción de tres militantes que eran propietarios de pequeños comercios y un abogado, el resto eran choferes de alquiler, dependientes, albañiles, obreros, campesinos, jornales y desempleados.
NOTAS
1.-Haydee Santamaría (En revista Santiago de Cuba, Nª 18 y 19 de setiembre de 1975 p 17 y 18
2.-Telma Bornot Pubillones y otros, De Tuxpan a la Plata p 7, La Habana, 1979.
3.-Ernesto Guevara de la Serna, Un año de lucha armada (En Ernesto Che Guevara Escritos y Discursos La Habana, 1973, p 205.
Entrevistas realizadas por el autor a: Francisco Badía, Manuel Borjas Borjas, Hernán Pérez Concepción, Adrián Betancourt, Gaspar Carballido, Antonio Cimarro, José González del Río, Ofelio González, Sergio Góngora, Delio Gómez, Waldo Pérez Mulet, Arturo Pérez Cuenca, Raúl Sánchez Concepción, René Elías Borje (Baracoa), Hernán Pérez Concepción, Manuel Angulo Farran, Enrique Subirat, Edison Hidalgo y otros.
José Abreu Cardet Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
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