Jardines de la infancia, creches, guardería, o como se le llame en otras partes del mundo, estos centros para la educación de la primera infancia, son parrte inseparable de muchos cubanos.
Véase un cuaderno de trazos, con páginas amarillas y empolvadas, y es is inevitable un viaje al pasado, a la sillita del salón del círculo infantil junto a los compañeros.
La ranita y el charco era el trazo preferido, como un tesoro preciado, que luego se convirtió en vocales y consonantes. Ya deteriorado por el paso de más de una década todavía cuenta la incansable labor de nuestra ”seño”, como se le llama cariñosamente a las educadoras de estos centros de la Primera Infancia.
En el cuaderno no solo están plasmados nuestros progresos, también la dedicación de la seño para lograr la imitación perfecta del modelo. Con su mano, apoyada en las nuestras, nos demostraba cómo eran cada una de las técnicas de rasgado, el recorte de círculos y el dibujo de las figuras geométricas sin salirnos del contorno.
Aprendimos a querer a los grandes hombres de la historia de lucha de este pueblo, sobre los que recitábamos poesías en cada aniversario o acontecimiento que los recordara. Así empezamos a apreciar al que yace inmortalizado en un busto blanco en la entrada de la institución educativa, nuestro Martí, a los barbudos de la Sierra, a los que hicieron la Revolución.
Cómo olvidar los juegos de rol con los que reíamos tanto cuando Carlitos ponía el estetoscopio en la cabecita de Lía y no en sus pulmones. Cada detalle viene a la memoria como un reflejo de luz. La palabra corregida, el beso de nuestra maestra, los buenos días, el arroz con leche de la tía de la cocina, los disfraces y los poemas, especialmente el de "las montañas lloraron cuando mataron al Ché".
El círculo infantil es como el segundo hogar, un templo para la diversión, pero también para cultivarse en la formación laboral con las actividades del huerto y para el desarrollo integral de nuestras vidas.
Mucho hay que agradecer a sus protagonistas, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y la eterna federada Vilma Espín Guillois, la más grande defensora del empoderamiento de la mujer cubana.
La creación de los círculos infantiles tuvo un amplio movimiento para recaudar fondos y lograr su construcción. El 10 de abril de 1961 se inauguraron los tres primeros. En lo adelante esta iniciativa se convirtió en una de las más hermosas y necesarias conquistas de la Revolución, la cual brindó a los más pequeños de casa un espacio seguro para su cuidado y desarrollo sano y armónico mientras sus madres aportan a la vida socioeconómica del país.
Hoy, 10 de abril a 63 años de echar a andar los primeros círculos, la obra se consolida multiplicada en cientos de instituciones en todo el país y con el perfeccionamiento del sistema educativo junto a la consagración de los trabajadores, el apoyo de los padres y la vinculación a la comunidad.
Con información de Melody Piñón - estudiante de Periodismo Ahora
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