El 10 de junio pasado, la comunidad rural de Yaguabo, en el provincia de Holguín, quedó nuevamente bajo las aguas cuando el talud que protege al este poblado de las crecidas del río vecino cedió ante las intensas lluvias.
Las 235 viviendas y sus 554 residentes recibieron afectaciones de una u otra manera. Cuatro meses después, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, está en Yaguabo.
En la tarde de este jueves, como parte de la visita gubernamental que se iniciaba a la provincia de Holguín, comenzó por aquí. El evento climático aceleró las intenciones de que Yaguabo, pueblo puramente campesino, de agricultores y ganaderos, situado en medio de las llanuras del Cauto, se convirtiera en un barrio en transformación.
Aceras, escuela primaria reparada que ha quedado como nueva, al igual que la tienda y el consultorio médico, casas pintadas con jardines embellecidos, y hasta la reparación total de la casa que, con las lluvias, fue destruida completamente, han dado nueva vida y ánimo al poblado.
Entre las instituciones que se han ganado el corazón de esta gente sincera y campechana está el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, cuyos trabajadores y especialistas estuvieron trabajando durante 60 días seguidos para restituir los daños a la infraestructura hidráulica local, para lo que dedicó más de 27 millones de pesos de su presupuesto, y también contribuyó, junto al Ministerio de la Construcción y otras entidades, a la rehabilitación del caserío.
Conversando con gente del barrio, líderes formales e informales y autoridades del municipio de Cacocum, Díaz-Canel preguntó insistentemente por el desarrollo futuro de la comunidad y el aprovechamiento del potencial productivo de las extensas planicies que la rodean, por la continuidad de estudios de niñas, niños y adolescentes, y por otros temas cruciales para el desarrollo económico y social de la localidad, el municipio y la provincia.
GANADEROS DE SANGRE Y FE
Arcadio, el patriarca; Roberto, el jefe; Robin, el hijo al que le va transmitiendo experiencia y mando; y Leandro, el nieto que heredará sapiencia y labor, son cabezas de la familia Infante.
Ganaderos de pura cepa, la tradición centenaria que los acompaña los hace verse gozosos por los resultados productivos y la belleza de sus animales, unos F-1 con base mayormente en cebú que son la envidia de cualquiera, aunque estén lejos de ser de raza pura.
Camino hacia la cabecera municipal de Cacocum, desde la comunidad de Yaguabo, Díaz-Canel fue a conversar con los Infantes, a conocer de su sabiduría y voluntad. Las limitaciones económicas que marcan todo el sector productivo y agropecuario también se sienten aquí, pero ante la adversidad, ellos se crecen.
De los 13 750 litros de leche que tienen contratados para este año, a finales de septiembre ya habían entregado más de 10 000 a la industria láctea; sin embargo, si tuvieran las condiciones de infraestructura e insumo adecuados, podrían crecer varias veces en esa producción, según explicaba el ministro de la Agricultura, Ydael Pérez Brito.
Con una veintena de ganaderos como los Infantes, reflexionaba Díaz-Canel, Cacocum, con una población de unos 38 000 habitantes, podría autoabastecerse de leche y de carne.
La pregunta es, decía, por qué experiencias como las de ellos no se pueden multiplicar. Ese fue el desafío que le dejó a esta familia de vaqueros: contribuir a que otros ganaderos del municipio puedan tener sus mismos resultados, compartiendo experiencias y saberes.
Dependamos más de alimentos locales
Hasta ahora hemos trabajado con el concepto de que la principal fuente de alimentación de la población cubana es lo que el país importa centralmente y distribuye con concepto de justicia social y equidad, pero eso debe cambiar, aseveró Díaz-Canel, en intercambio con los miembros del Consejo de Administración del municipio de Cacocum.
La mayor parte de lo que la población consuma debe ser lo que se produzca en cada lugar, con el Programa de Soberanía Alimentaria, y todo lo que el país importe será para incrementar las ofertas.
Para eso, precisó, hay que producir, porque no hay suficiente dinero para comprar los alimentos que, con el paso del tiempo se encarecen, creando una situación difícil para el mundo, lo cual ha llevado a la FAO a anunciar hambruna mundial por las guerras, el cambio climático y las secuelas de la COVID-19.
Nosotros tenemos que cambiar esa situación y no vivir de los alimentos importados. En los dos últimos meses hemos tenido que dar fraccionada la canasta básica porque los precios de los alimentos y los fletes han subido mucho, recordó.
Si se resuelve la alimentación del municipio, se resuelve la alimentación de las provincias y del país, dijo, tras recalcar que, para lograr la soberanía alimentaria, hay que lograr que se disponga de alimentos saludables, con buen precio y calidad, cuestiones que se deben tener en cuenta en los planes, desde las siembras hasta las cosechas. / Germán Veloz Placencia - Granma.
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