En las páginas del libro Todo el tiempo de los cedros, de la periodista Katiuska Blanco, entre pasajes familiares de los Castro Ruz, la autora describe a una joven Lina como “el vendaval, el genio y la energía”. “La gente la buscaba para curarse las heridas o los malestares y ella siempre ayudaba dispuesta sin que le temblaran las manos”.